viernes, 29 de junio de 2012

CRÓNICA TRI SPRINT POSADAS 23 junio 2012. Por Antonio Reina

En un nuevo alarde de logística familiar situamos este fin de semana como muy interesante para ir a Córdoba. Además de visitar a la familia, que siempre es apetecible, podríamos matar más pájaros con el mismo tiro. Susana y yo podríamos celebrar el sábado nuestro 5º aniversario en el lugar en el que celebramos la boda y yo podría participar en el Triatlón Sprint de Posadas, que en principio estaba planificado para el domingo pero la organización decidió reestructurar los horarios y lo acabó fijando para el sábado a las 18:30.La zona estaba en alerta naranja por altas temperaturas y la predicción no decepcionó.

Susana organizó una reunión familiar en Hornachuelos, el pueblo de su familia paterna y que casualmente alberga el pantano en el que se haría la natación del Triatlón. Afortunadamente, la tensión pre-carrera redujo notablemente mi habitual apetito, así que no me fue demasiado difícil ignorar la morcilla, el chorizo y demás viandas que fueron apareciendo por allí y a las que en condiciones normales hubiera sucumbido. 
A las 16:15 cojo el coche y voy a Posadas a recoger el dorsal y dejar las zapatillas de correr y la gorra en la T2. Cumplido el trámite salgo de nuevo hacia Hornachuelos para dejar la bici, zapatillas, dorsal y casco en la T1. Eran las 16:45 y el termómetro del coche marcaba 44ºC. En los alrededores del pantano me encuentro con Francis Martos y Luis Rovira; siempre da alegría encontrar amigos en estos acontecimientos. Me dirijo de vuelta a casa de los primos de Susana para cambiarme, coger el agua que tenía en el frigorífico y ultimar los preparativos y poco antes de las 18:00 me entran las prisas y me tiene que acercar mi cuñado Raúl en coche al pantano.
Mientras me pongo el neopreno escucho por megafonía que su utilización es "opcional pero altamente recomendable por la baja temperatura del agua". El contraste es curioso, 40ºC a la sombra fuera y 16-17ºC en el agua. La verdad es que la sensación es agradable a la primera zambullida, pero después de un rato se empieza a notar el frío. Me salgo para pasar el  control y veo a Susana, Raúl y mi sobrina Mercedes, que desfían las inclemencias del tiempo para ver la salida. Su presencia allí me anima, ya que hasta ese momento estaba un poco "pasota", quizás por el calor que hacía. 



Tras el control de salida nos hacen nadar unos 100 m hasta una línea imaginaria entre 2 boyas, pero el personal tiene poca imaginación y se va adelantando unos metros ante el enfado de uno de los jueces. Al final, dejándonos por imposibles, dan la salida por sorpresa y a nadar se ha dicho. El circuito era una especie de U invertida en el que había que dejar las boyas a la izquierda. Yo me había colocado por la izquierda en la salida, fuera del mogollón y pude nadar muy cómodo hasta la primera boya, donde se forma un buen tapón. Afrontamos el tramo corto hasta la segunda boya tratando de encontrar sitio y ya después me veo tras un grupito que iba a un ritmo parecido al mío. Es cierto que el sol impedía ver con claridad el final, pero el rodeo que dimos en el último tramo fue excesivo. Salgo del agua sin saber cuántos metros de más habría hecho, pero veo que quedan muchas bicis. Parcial 62 general de los 224 que tomaron la salida, con un tiempo de 11'37'', que no está mal en caso de que la medición fuera correcta.




Transición ni rápida ni muy lenta, cojo la bici y veo que Susana y Raúl siguen allí, me animan y me vuelve a dar subidón, que aprovecho para empezar a tope este tramo. Como de costumbre, me dura poco la alegría ya que no puedo mantener ese ritmo durante mucho tiempo, me adelantan 3 triatletas que van muy fuertes y 1 km más tarde cojo a uno de ellos que ya había petado. Hace un calor de ese que te cae a plomo en la cabeza y empiezo a beber con mucha sed, lo que me hace pensar que tendría que haberme hidratado mucho mejor en las horas previas a la carrera. Demasiado tarde. En el km 5 me pilla un grupo de unos 12-15 triatletas que viene a buen ritmo, así que me engancho a ellos y aprovecho para recuperar un poco. Se rueda rápido, al menos a mí me lo parece, sobre todo teniendo en cuenta que el recorrido de bici tiene unos 70m de desnivel negativo. Me salgo de la estela un par de veces para pasar adelante y colaborar en lo que pueda, pero es inviable. Vamos en muchos tramos por encima de 40 km/h y no doy para tanto. No es para estar orgulloso, pero tengo que conformarme con mantenerme a cola de grupo. Además, ya voy con la boca seca y empiezo a temerme que la carrera a pie se me va a hacer larga. A estas velocidades y con estos temores rondando mi cabeza llegamos a Posadas, me desabrocho las zapatillas, apuro las últimas gotas de líquido que me quedaban en los bidones y me bajo de la bici sin problemas para enfilar el largo pasillo de boxes. Por esquivar a una triatleta que se desvió un poco me aparto a la derecha con la mala suerte de que engancho ligeramente 2 bicis que había ya colgadas y caen al suelo. Me paro, apoyo mi bici y retrocedo para colocar las bicis como estaban, tras lo cual sigo mi camino. Teniendo en cuenta este contratiempo y los largos pasillos de boxes, mi cuenta km marcó 37,7 km/h de media. Para la organización cuenta un tiempo de 32'50'' para 19 km, a una media de 34,5 km/h y parcial 106 de la general. Me sigue alucinando el nivel de bici que hay en los triatlones.

Hago una transición aceptable y salgo a correr, comprobando desde el minuto cero que se avecinan veintipico minutos de sufrimiento. El calor sigue siendo abrasador, tengo mucha sed y las piernas no van muy allá. Hay que dar 2 vueltas a un circuito de 2,7 km más o menos llano pero con algunas ligeras pendientes. Inmediatamente llega el primer punto de esponjas, cojo 2 y me escurro una por la cabeza y otra por la boca para refrescarme. En el km 1 está el primer y único avituallamiento de agua, un poco escaso para las condiciones extremas en las que se desarrolló la prueba. Cojo 2 botellas, de la primera me bebo la mitad y me echo la otra mitad por la cabeza y me guardo la segunda para el camino. El flato me va amenazando pero lo llevo más o menos controlado. Me voy premiando con un sorbo de agua cada 2-3 minutos, que me alivia durante unos segundos pero la sequedad vuelve justo después. Se me llega a pasar por la cabeza andar un poco, pero rápidamente mi mente se niega a esa opción. Me acuerdo del calvario de Paco en Almería y pienso que no tengo derecho a pararme. Al principio de la segunda vuelta me cruzo con Luis Rovira, que llevaba buen ritmo. Voy doblando triatletas que van muy justos. Vuelvo a coger agua y adelanto y animo a Francis Martos. Conforme se va acercando la meta voy encontrándome algo mejor, pero la verdad es que toda la carrera a pie fue una lucha de supervivencia más que una batalla contra el crono. 

  
Llego a meta con lo justo en 25'51'' para 5,4 km, a 4'47''/km. Mal tiempo, pero no había para más. De todas formas, al ver que hago el parcial 99 de 208 finalizados en total pienso que el calor pasó factura a casi todo el mundo.
Al final, considerando categoría masculina, puesto 85 de 181 finalizados (89 de 208 en la general) con 1h10'17''. Satisfecho por haber sido capaz nuevamente de sacar todo lo que tenía y por rentabilizar al máximo el escaso entrenamiento que puedo hacer.
Gran avituallamiento en meta, donde doy buena cuenta de un par de trozos de sandía, otro de melón, 2 botellas de agua, una cocacola y un par de vasos de un brebaje recuperador de Infisport. Aún así, y perdón por el dato escatológico, no hice pis hasta por la noche. Mi cuerpo lo necesitaba todo.
Buen triatlón, muy bien organizado, magníficos voluntarios que fueron repartiendo el material de natación de cada triatleta junto a su bici y buen ambiente tanto en el pantano como en Posadas. Especial agradecimiento al vecino que sacó la manguera de su patio para refrescarnos al paso por su puerta.

Impresionantes los/las triatletas que repitieron a la mañana siguiente en el I Desafío Calima (2,2/80/22). Juan Salvador Díaz hizo 3º el sábado en el Sprint y 1º el domingo en el largo y, sobre todo, María Pujol y Elena Aguilar, 1ª y 2ª respectivamente en ambas pruebas.  

Tras echar un rato con Luis Rovira, que está que se sale en la lucha por el circuito andaluz de su categoría, y un poco menos con Francis (por cierto, Francis, gracias por las fotos!), desmontaje de chiringuito y me reúno con Susana y Raúl, que ya estaban por allí. Camino de vuelta a Córdoba escuchando el partido de España y todavía con 36ºC a las 21:00.

Como colofón a un gran día, magnífica cena con Susana (y Sara en su carrito) en Bodegas Campos, lugar en el que 5 años atrás pasamos probablemente el mejor día de nuestra vida

viernes, 22 de junio de 2012

TRI SPRINT ALMERÍA, 10 junio 2012. Por Antonio Reina

El Triatlón de Almería de 2011 supuso el debut en este mundo para algunos de los miembros de CGM y es, obviamente , una fecha señalada en el calendario. Este año, sin embargo, debido a nuestra excelente capacidad de procreación y otros factores derivados de ella, tuvimos que echar en falta a Pepillo y Matías, aunque éste si estuvo presente comprobando lo difícil que es hacer fotos a gente que no se está quieta.

Este año el triatlón se ha desplazado al Toyo, al igual que ya ocurriera con el duatlón. Para la asistencia de familiares (especialmente los que tenemos niños pequeños) es un incordio, pero en otros aspectos no está tan mal: no hay tanta gente cruzándose por el paseo marítimo durante la carrera a pie, el circuito de bici es más divertido, no se colapsa la playa de la ciudad en hora punta... En cuanto a lo negativo, el horario, que asegura un calor sofocante, un circuito de bici corto para la gran cantidad de participantes, lo que hizo que se coincidiera con doblados y se produjeran algunas caídas y el largo tramo a pie sobre un suelo infernal hasta llegar a la T1. 

Tras el calentón del supersprint por parejas tocó darse prisa para preparar de nuevo el material, cambiar la bici de box, ponerse el neopreno y tirar para la playa sin tiempo ni para estirar un poco. Yo me temía lo peor, ya que tenía las piernas tiesas como palos, pero habíamos venido a jugar y me mentalicé de que habría que sufrir pero con alegría. Lo malo de estas prisas es que no dio tiempo a echar un rato con Paco y José Antonio ni con los compañeros del club. 

Al llegar un poco tarde, me coloco mal en el arco de salida. Demasiado centrado y con bastante gente por delante y por detrás. Estar al solano a las 12:00 de un día tan caluroso y con un neopreno puesto podría sonar más un tipo de tortura que a un evento para el que hemos pagado. Se da la salida y me adelantan unos cuantos más en la carrera hacia la orilla, sorteamos las piedras y al agua. Los primeros metros son agobiantes, la gente te pasa por encima, te tira de los pies, te dan golpes en la cabeza... Cada uno intenta encontrar su sitio, pero yo cada vez estoy más convencido de que merece la pena salir por un extremo y ahorrarse el mal rato, aunque se hagan unos metros de más.
En la primera boya todavía hay un atasco importante, pero a partir de ahí intento buscar mi propia trayectoria. Leo con frecuencia en otros blogs la expresión "coger pies", es decir, el equivalente acuático a ir a a rueda en la bici. Yo no sé cómo se hace eso, si intento seguir a alguien que es más rápido me quemo y acabo "perdiendo pies", así que prefiero ir a mi ritmo y fuera del mogollón. La segunda boya se pasa un poco mejor y encaramos el último tramo hacia la playa. Intento apretar un poco y adelanto algunos puestos, aunque no hago una buena natación, puesto 103 de 337 finalizados en categoría masculina. La sensación con el neopreno no es mala, aunque tengo que encontrar aún la técnica más eficiente en la fase subacuática de la brazada.

Por segunda vez en la mañana atravieso el calvario del paseo marítimo con suelo rugoso lleno de piedrecillas para llegar hasta la T1. El neopreno sale bien, zapatillas, casco, dorsal y a correr con la bici. Salgo con un pequeño grupo apretando en la subida hasta la rotonda y llego arriba al borde del colapso. Siempre me pasa igual en la bici, empiezo con buenas piernas pero no puedo mantener el ritmo por mucho tiempo, así que pierdo el grupo, si hay suerte me engancho al siguiente que me pille y así sucesivamente. No sé si es la disciplina en la que voy más flojo, pero sí en la que normalmente hago peor parcial con respecto a los demás participantes. También hay que tener en cuenta que la gente va muy fuerte en bici.
Hago una primera vuelta muy rápida con 3 ó 4 compañeros y cogemos al grupo de Francisco González. Doblando a gente se produce una caída en la que están inmersos Francisco y 2 ó 3 más y de la que me libro de milagro. Esto ha generado mucho debate sobre la idoneidad de circuitos de bici cortos con muchos marticipantes. Desde ahí ya voy con lo justo y me quedo final del grupo, con la mala pata de que uno de los que iba por la mitad se queda cortado y con él los que íbamos detrás. Los toboganes de la carretera de El Alquián hacen daño y a estas alturas sólo quiero llegar a la T2 cuanto antes. En el último tramo de bajada me dejo llevar porque las piernas van demasiado tiesas, me desabrocho las zapatillas, me bajo de la bici como un "pro" y hago una transición bastante rápida. Al final, parcial 138 de 337 a 31,25 Km/h, aunque mi cuentakm marcaba 34,5. Debe de ser uno de los mejores parciales de bici que he hecho.



Salgo a correr con la sensación de que esas piernas no son mías, intento poner un ritmo alegre pero no me responden bien. Decido que voy a regular un poco y a ver qué pasa en la segunda vuelta. Pues pasa que me entra flato y tengo que bajar el ritmo, voy muy despacio durante 1 km y poco a poco voy encontrándome mejor. Esa bajada de ritmo le viene bien a mis piernas, que empiezan a entonarse (a buenas horas) y hago 1 km y pico final bastante decente. Acabando esa segunda vuelta veo a Paco, al final de su primera, que va andando, lo animo a seguir, aunque sea trotando, y me dice que ha vomitado. La fiebres de los días anteriores le están pasando factura, pero un crack nunca se rinde. 
Entro en meta con más pena que gloria, aunque el ambiente era fenomenal, haciendo el parcial 186 de carrera a pie, aun ritmo de 4'34''/km. Flojo para lo que debería hacer en condiciones normales pero aceptable teniendo en cuenta que era mi segundo triatlón del día. Al final, puesto 131 de 337 en 1h20'.



Me voy recuperando en meta esperando a mis compañeros. Un poco después llega mi hermano, al que también le ha pasado factura el calentón del supersprint y algo más tarde José Antonio y Paco. El primero, tras hacer buena parte de la carrera a pie "bien acompañado", alcanzó al segundo y entraron juntos en meta como buenos CGM. Especial mención al coraje de Paco para acabar dignamente una carrera a la que iba muy mermado.

      

Próximos objetivos de la armada CGM:

   - Posadas (Sprint), 23/06: Antonio Reina
   - Quebrantahuesos, 23/06: Jose Reina
   - Pozo Alcón (Sprint +), 01/07: Paco Granero
   - Sierra Nevada (Olímpico), 21/07: Jose, Paco, José Antonio y Pepillo?

Suerte a todos en estos retos

miércoles, 13 de junio de 2012

TRI SUPERSPRINT ALMERÍA POR PAREJAS 10 junio 2012, por Antonio Reina

Buena dosis de Triatlón la que nos pegamos el domingo en el Toyo mi hermano Jose y yo. Hacía tiempo que teníamos en mente participar en el Triatlón Supersprint por parejas después de ver que el año pasado lo hicieron Rafa Lao con su sobrino Emilio y Dani Requena y Cristóbal. Pensábamos que un Supersprint no podía ser para tanto y que no nos afectaría para la distancia Sprint en la que también íbamos a participar un rato después, pero no estábamos en lo cierto. En cualquier caso, nos apetecía hacerlo juntos y, más allá del resultado, pasamos un buen rato, que es de lo que se trata.

Nos plantamos en El Toyo sin mucho margen, con el tiempo justo de coger los dorsales para las 2 pruebas, chip, preparar el material y saludar a los amigos que ya iban llegando, Paco, José Antonio, Chino, Matías (fotógrafo super amateur improvisado), Pepe, David, etc. Mientras tanto, Gabri comprobaba la buena presencia que tienen la mayoría de las triatletas. Echamos de menos a Pepillo, a ver si sale del hoyo y vuelve pronto por sus fueros. Tras dejar las bicis e intimidar un poco a Rafa y Bubu (jeje) nos vamos hacia la playa comprobando la supertransición que había que hacer por un suelo plagado de piedrecillas, tremendo para unos pies delicados como los míos. Una vez en la orilla acordamos que yo tiraría en el agua con mi hermano a la derecha, ya que es por donde yo respiro y así podría controlarlo. 

Se da la salida y desaparecen las estrategias ya que, aunque éramos pocos y se nadaba bien, es muy complicado identificar a la gente en el agua. Decido tirar a mi ritmo y, sin casi darme cuenta, llego a la orilla. Miro hacia atrás y veo a Jose a unos metros. Allí estaba también Rafa esperando a Bubu. Vamos los 4 juntos por la pasarela de madera hasta el infierno de paseo marítimo y así entramos "de la mano" en boxes.


Hacemos una transición lenta, ya que no las practicamos nada. Mi hermano incluso se sienta a ponerse las zapatilllas (dí que sí!) y cuando salimos de allí ya hemos perdido unos cuantos segundos. 200 m después oigo a Jose maldecir y lo veo darse la vuelta: se le había caído el dorsal! Otro medio minuto perdido, aunque para nuestra sorpresa, cuando cogemos finalmente el ritmo, vemos a Rafa y Bubu muy cerca (éste había tenido un problema muscular y también había tenido que parar). Los cogemos fácilmente y empezamos a tirar como podemos entre todos, aunque la velocidad punta en la bici no es nuestro fuerte. Los 7,5 km pasan rápido aunque el esfuerzo se nota en las piernas y en la respiración. De nuevo entramos los 4 juntos en boxes y de nuevo hacemos una transición lamentable, saliendo unos 10-15 segundos por detrás de ellos. 

Empezamos a correr a buen ritmo, pero la velocidad punta en la carrera a pie tampoco es lo nuestro (para qué nos metemos, entonces? jaja). Al principio recortamos un poco la diferencia, pero a Jose le empieza a dar flato y de todas formas yo tampoco iba a poder apretar mucho más, así que tratamos de mantener un ritmo llevadero viendo cómo se alejan poco a poco. En el punto de giro vemos que la primera pareja nos lleva un minuto o algo más, pero a nosotros ya sólo nos queda aguantar un poco para llegar a meta sufriendo lo menos posible, aunque la cara de mi hermano pueda decir otra cosa.



Al final, emocionante entrada en meta con nuestros padres y los amigos gritándonos que éramos terceros, con lo que el Club CGM estrena sus flamantes vitrinas con este magnífico trofeo. Nos queda un poco la sensación de haber podido hacer algo más, pero para mí el objetivo era echar un rato de triatlón con mi hermano y, a pesar de sufrir un poco más de lo esperado, creo que disfrutamos con la experiencia. Para el año que viene espero repetir, pero esta vez con Susana, que como pruebe el triatlón y le guste, ya pueden ir temblando Elena Aguilar y compañía.



     

miércoles, 6 de junio de 2012

CRÓNICA TRI SPRINT DE MARBELLA, 27 MAYO 2012 por Antonio Reina


Tenía ya muchas ganas de inaugurar la temporada 2012, una temporada en la que no me voy a prodigar demasiado, y por logística familiar (gracias también a la comprensión de Susana, que sabe lo que me gusta esto) me venía bien acercarme a Marbella. Además, habría una importante representación del Tri Almería, así que la fecha, el lugar y el acompañamiento eran idóneos. Algo menos idóneo fue el cambio de horario con el que nos obsequió la organización, retrasando la salida de federados masculinos hasta las 11:45, calorín asegurado.
Llegué sobre las 9:30, con tiempo para coger el dorsal, dejar la bici en boxes y encontrarme con Ramón López, amigo de la infancia en el colegio y afincado en Málaga desde hace más de 25 años y con el que ya coincidí en Estepona el año pasado, así que fuimos juntos a ver la salida de las chicas y no federados masculino. Esto me sirvió para ver que los que salían por la izquierda tomaban ventaja rápidamente, así que decidí que yo saldría por esa zona. Me despedí de Ramón y eché un rato con los compañeros del club mientras veíamos la gran carrera que hacía Alicia Marco, muy acostumbrada ya a subir al pódium.   
A pesar del amplio margen de tiempo que tenía, no sé cómo pasó pero se me fue el tiempo y me vi corriendo hacia la salida pensando que llegaba tarde. Era mi primer tri con neopreno, que me coloqué con prisas agobiado además por el calor que hacía. Menos mal que rápidamente se dio la salida y todo el mundo a correr por el pedregal de la orilla hasta poder nadar en el agua. Mi idea de atacar la boya por dentro fue muy buena, ya que no pillé ni un palo en la salida. El giro se encontraba a escasos 200m de la orilla, así que ahí sí se hizo algo de tapón, pero nuevamente me escoré un poco a la izquierda y puse un ritmo cómodo para mí, sin pies que seguir pero sin sufrir hasta llegar a la salida del agua, donde nos esperaba otro buen montón de piedras. He leído por ahí que el agua era larga, pero yo creo que no. Mi tiempo hasta el lector de chips, 13’29’’ y parcial 54 de los 206 finalizados. La transición, lenta, como era de esperar. Me quito el neopreno sentado en el suelo, me pongo mis calcetines, zapatillas, dorsal, casco y para afuera mientras veo cómo llega Pepe Gómez.
La bici consistía en 5 vueltas a un circuito de 4 km por avenidas entre urbanizaciones con 2 tramos en ligera pendiente. Me toca, como otras muchas veces, hacer la primera mitad en solitario, ya que no puedo coger al grupo de 3 que va por delante y otro de 4 me adelanta a un ritmo que no se parece al mío. Intento poner un ritmo fuerte y llevadero, pero no acabo de ir bien. A los 10 km me coge Francisco González con otros 2 que van como un tiro y aprieto los dientes para engancharme. Entiendo a los que van tirando de un grupo y pidiendo relevos, pero yo tenía más que suficiente con mantenerme ahí. Las continuas rotondas y giros de 180º me suponían un reto constante para no descolgarme. Al final incluso me animé a pasar al relevo, aunque ya había visto que Francisco casi se desfonda por hacer lo mismo un par de km atrás. A falta de un par de km nos alcanza un grupo encabezado por una locomotora llamada David Prieto, impresionante el ritmo que llevaba y agónicas las caras de los que llevaba a rueda. Nos quedamos en ese grupo y llegamos todos juntos a la T2. En definitiva, la gente está muy fuerte en bici y yo tengo mucho que mejorar, aunque el saber sufrir me permitió hacer el parcial 87, que no es ninguna maravilla pero para mí está bien. Mi cuentakilómetros marcaba 34,5 km/h contando los 2 pasos por el pasillo de transición. 
Ahí cometo la globerada más gorda de mis 13 meses como triatleta, me suelto la hebilla del casco 3 metros antes de llegar a mi box. Me ve un juez, me para, me obliga a abrocharme, me saca tarjeta amarilla como si de Iturralde se tratara y me deja seguir. Unos 10 segundos que me impidieron intentar salir a correr con David y Francisco. Había que dar 3 vueltas a un circuito sin gran atractivo, salvo el de ir cruzándote con la gente por todos sitios, lo que nos daba la oportunidad de ir animándonos mutuamente. Yo pongo mi ritmo de crucero bajo un calor sofocante y al empezar la segunda vuelta me dobla David Motos, que yo creía que estaba lesionado y mira el tío. Me paso todo el tiempo deseando llegar al punto de avituallamiento, donde bebo lo que puedo y me refresco con lo demás. Las piernas no van mal y al principio de la última vuelta alcanzo a Francisco, calco de lo ocurrido en el pasado Duatlón de Almería. Nos adelanta David Cristóbal, que va en su segunda vuelta, con ese estilo de corredor puro que parece que va calentando. Francisco me dice que va que se rompe pero ahí se pega el colega y se viene hasta el final. Nuevamente llegamos juntos a meta y esta vez hacemos la calorradilla de entrar de la mano. Me sale la carrera en 18’11’’, prueba evidente de que estaba bastante corta, sobre 4,4-4,5 km. Aún así, el parcial 75 me deja buen sabor de boca, pero más aún el comprobar que puedo acercarme al ritmo de 4’/km a pesar de correr como Chiquito de la Calzada.



Personalmente termino muy contento, puesto 67 (le dieron el 66 a Francisco). Desde que nació Sara en abril he bajado notablemente el ritmo de entrenamientos que llevaba, pero quizás un poco de descanso me ha venido bien. Realmente rendí por encima de mis expectativas, lo que me demuestra a mí mismo que compito bien, es decir, saco el mejor rendimiento de lo que me dan los escasos entrenamientos. Espero que dure.
Tras la foto de grupo del Tri Almería y breves intercambios de impresiones salgo por patas para intentar llegar a Córdoba a comer con la familia, lo cual consigo por los pelos. Eché de menos a mis compañeros reales de batallas, la armada CGM, aunque tendremos la oportunidad de competir juntos de nuevo en el Triatlón de Almería del 10 de junio. Ese día los Reina haremos doblete, participando además por parejas en la distancia Supersprint, algo que nos hace especial ilusión.